voces que llaman a la noche,
que te guían al
altar de los sueños
donde pasa de todo
y tú ni te enteras.
vigilias y desvelos,
todos unidos
en el estallido de un desasosiego
vespertino; en
la escalera quedan los
pasos de quienes subieron
hasta aquí
y durmieron
y muchos más locos
enloquecieron aquí.
y soy tan bueno
que los veo
y simpatizo con ellos
y maldigo ahora
mismo a todo ser viviente
que merezca
una segunda oportunidad
porque a mí nadie
me la quiso dar.
luego échame
en cara que te grito
y que te pego
luego échame en cara
que somos hermanos
para lo malo
para lo que desechamos,
pero no
para lo bueno.
jueves, 1 de octubre de 2009
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